martes, 30 de mayo de 2017
domingo, 28 de mayo de 2017
Leonard Cohen - Traveling Light
En
1988 yo estaba en San Francisco tocando percusión en un proyecto
acústico, la banda de Penelope Houston, cuando nos enteramos de que
venía a tocar Leonard Cohen al legendario Fillmore, presentando I’m Your
Man. Fanáticos totales que éramos el acordeonista Josef Brinckmann y
yo, le insistimos a Penelope en que tratara de incluirnos en el evento.
La respuesta de la producción fue NO: Cohen no usaba teloneros en sus
shows. Sin darnos por vencidos, nos acordamos de que el Fillmore
tenía un bar de recepción con sonido y escenario, y le rogamos a
Penelope que les proponga que tocáramos ahí, separados del escenario
principal. Para ella la propuesta no era muy atractiva ya que en ese
caso no ganaríamos nada, pero gentilmente accedió de todos modos, para
darnos el gusto.
Lo que
nadie había calculado era que el espacio donde íbamos a tocar funcionaba
también como recepción y catering para los artistas.
Así fue
que mientras hacíamos la prueba de sonido de repente entra Cohen a
pleno, trajeado y con su sombrero, tomando a sus coristas Perla Batalla y
Julie Christensen en cada brazo, demás músicos detrás. Se fueron
sentando en las mesas justo delante del pequeño escenario mientras
nosotros, en estado de shock y sin saber bien qué hacer, seguimos
tocando. Enseguida vino alguien a pararnos, pero ahí nomás se lo oyó a
Cohen proclamar, con esa mezcla de tranquilidad zen y autoridad
ancestral que siempre lo caracterizó: “No, no… Let them play” (No, no...
Déjenlos tocar). Medio estupefactos seguimos, mientras Cohen y sus
músicos comían. Cada vez que terminábamos un tema, Cohen dejaba lo que
estaba haciendo y, cigarrillo en mano, subía los brazos para aplaudir.
Veinticinco años después, con Josef volvimos a ver al maestro en su
última gira. Aprovechamos para revivir una vez más, como tantas veces
hicimos, como volveremos a hacer: el día que tocamos para Leonard Cohen.
nadie había calculado era que el espacio donde íbamos a tocar funcionaba
también como recepción y catering para los artistas.
Así fue
que mientras hacíamos la prueba de sonido de repente entra Cohen a
pleno, trajeado y con su sombrero, tomando a sus coristas Perla Batalla y
Julie Christensen en cada brazo, demás músicos detrás. Se fueron
sentando en las mesas justo delante del pequeño escenario mientras
nosotros, en estado de shock y sin saber bien qué hacer, seguimos
tocando. Enseguida vino alguien a pararnos, pero ahí nomás se lo oyó a
Cohen proclamar, con esa mezcla de tranquilidad zen y autoridad
ancestral que siempre lo caracterizó: “No, no… Let them play” (No, no...
Déjenlos tocar). Medio estupefactos seguimos, mientras Cohen y sus
músicos comían. Cada vez que terminábamos un tema, Cohen dejaba lo que
estaba haciendo y, cigarrillo en mano, subía los brazos para aplaudir.
Veinticinco años después, con Josef volvimos a ver al maestro en su
última gira. Aprovechamos para revivir una vez más, como tantas veces
hicimos, como volveremos a hacer: el día que tocamos para Leonard Cohen.
jueves, 25 de mayo de 2017
miércoles, 24 de mayo de 2017
Syd Barrett - Opel - Full Album
la psicodelia,la modernidad,cuando lo indie cree que invento algo,no sres,ya estaba inventado
martes, 23 de mayo de 2017
domingo, 21 de mayo de 2017
L.A Spinetta- No Quiere Decir
NO QUIERE DECIR
Aunque el sol te abrigueno quiere decir que no tengas más frío.
y si la luna se cubre
no quiere decir que no tengas su luz.
Cada día es la mañana desnuda
y tu corazón tiene prisa.
y si el mundo se oculta
no quiere decir que no puedas volar.
Mientras el cielo brille amor
por tí yo esperaré.
oye sólo la distancia amor
y por ti yo esperaré.
Una vida lejana
se escucha pedir por su amor sin destino.
y si la noche la calla
no quiere decir que se apague su sed.
Si en un sueño la buscas
no quiere decir que ella no esté a tu lado.
y si sus manos se escapan
no quiere decir que no tengas tu piel.
Va en mis alas el reclamo amor,
va desde mi corazón.
va en mis alas el reclamo amor,
va desde mi corazón.
Aunque el sol te abrigue
no quiere decir que no tengas más frío.
y si la luna se cubre
no quiere decir que no tengas su luz.
Cada día es la mañana desnuda
y tu corazón tiene prisa.
y si el mundo se oculta
no quiere decir que no puedas volar.
Cada tanto la palabra adiós
retoma el amanecer.
cada vez que la pronuncias amor
después yo debo renacer.
Dúo Salteño - Como Quien Entrega el Alma (1984) [Full Album]
lo mejor del folk argento,no confundir con nocheros palavecinos,no es folk no es folk
sábado, 20 de mayo de 2017
(CANCION DE AMOR MIENTRAS TANTO )ROMAN BAEZ
ROMAN BAEZ – Sus inicios y su desarrollo
26 febrero, 2011 | Autor josetcappucci
En
la época colonial el paraje constituía tierras inexploradas ubicadas al
“oeste” de la Villa de Mercedes. Es posible que vagara por la zona la
indiada de la tribu del cacique Chivilque, en busca de guaridas de
nutrias muy estimadas por su piel. No se encuentra documentación que
confirme la sospecha de la presencia del jefe indio, se dice que
merodeaba campo lindante con los del inglés Juan Smith, criador de
lanares y dueño de una vieja estancia. El escritor chivilcoyano don
Mauricio Birabent, le atribuye al indígena haber colaborado con la tropa
de Santiago de Liniers para desalojar de Buenos Aires al general
Beresford durante la invasión inglesa.
A menos de tres kilómetros de la
estación, corre de este a oeste, la Laguna del Tigre, en jurisdicción de
Gorostiaga, que junto a otras de menor caudal de agua, dan origen a Las
Saladas. Vecinos del lugar recuerdan que en épocas de intensas lluvias
la laguna se desborda y es posible apreciar la caída de los rayos del
sol – en los atardeceres – sobre el agua, produciendo una reverberación
luminosa. En estos campos algo blandos y quebrados, a fines de enero de
1852, se detuvo una parte importante del ejército de Urquiza, entre la
alta oficialidad se encontraban los Generales Virasoro, Díaz, Pirán y el
Coronel Domingo F. Sarmiento.
Ubicamos a la estación del ferrocarril de
la antigua línea Oeste de Buenos Aires, hoy bautizada con el nombre
Domingo F. Sarmiento, al noroeste de la ciudad cabecera del Partido de
Suipacha, a una distancia de 12 kms. por camino de tierra. Tiene una
parte destinada a los servicios ferroviarios, plataforma y playa. Cuenta
con un andén, despacho de boletos, de encomiendas, bultos y equipajes.
La actividad comercial se desenvolvió en
el perímetro circundante a la parada de los trenes. El terreno donde se
construyó la estación, fue donado por el estanciero don Román Báez, que
lo había adquirido con anterioridad en condominio en el año 1861. En
reconocimiento al gesto, se la designa con el nombre del donante, quien
en vida ocupó distintos cargos públicos en Suipacha. En 1910, siendo
Comisionado Municipal donó sus sueldos, para apoyar el proyecto de
construcción de un hospital en el terreno cedido por Hermógenes
Llorente, ubicado en el barrio las “14 Provincias”, hoy ocupado por la
Escuela N° 8.
La historia de los ferrocarriles
argentinos esta íntimamente vinculada a la creación y desarrollo de los
pueblos en la campaña bonaerense, hecho que acrecentó la unidad nacional
y mejoró notablemente la vida de los vecinos.
El ramal construido desde Suipacha a
Bayauca (Lincoln), fue habilitado al público el 12 de octubre de 1907,
dio satisfacción a la demanda de los intereses comerciales de la región
y la comunicó, por vía empalme Bragado con Colonia Alvear Oeste en
Mendoza. A partir de esa fecha los vecinos y autoridades intentan la
formación de un pueblo rural, que alcanzó un escaso desarrollo.
Con este moderno medio de transporte, se
podía llegar directamente, saliendo de Báez con trasbordo en Suipacha a
la Capital Federal o desde el mismo sitio partir hacia Lincoln. El
ferrocarril prestó un importante servicio a los pobladores, poniendo a
su disposición el telégrafo, que funcionaba de manera gratuita, todos
los días en el horario de 7 a 18 horas. Hemos pasado vista a una
estadística, que indica que en la década del cuarenta, la población
ascendía a 443 habitantes distribuida en chacras y estancias y
utilizaban el tren unos 350 pasajeros por año. El transporte de cargas
de ganado en pie, era muy requerido por los ganaderos por ser rápido y
económico.
En las pequeñas localidades rurales como
Báez, Ayarza, Huergo y Monn, se recibía en tiempo, por tren, parte de
los víveres frescos para el consumo de la población, como huevos,
pescados, frutas, aves y verduras.
Diariamente por las mañanas salía de
Suipacha un tren con dos vagones cargados de tarros vacíos de leche,
uno remitido por La Suipachense y el otro fletado por La Vascongada, y
en el mismo día, regresaban los vagones, con tarros llenos del apreciado
líquido.
Los días lunes al medido día paraba en
Báez un tren que se dirigía a Lincoln y al día siguiente, regresaba de
dicho punto, pasando a las 18horas.
Mientras se preparaba el despacho del
tren lechero hacia Suipacha. Los carreros libres de sus ocupaciones,
concurrían a la cancha de pelota a paleta, levantada en el almacén de
Rodríguez Hnos., luego de Aldabe y Goyeneche(2), para entretenerse con
el juego durante la espera. Todo el tráfico era realizado por medio de
los carros que diariamente llegaban con ese propósito a la playa de la
estación, cargando del carro al vagón o viceversa.
En los galpones del ferrocarril se
organizaron matinés danzantes con la animación de conjuntos musicales de
la zona, a las que concurrían las damas y caballeros del lugar, de esas
reuniones, nació más de un romance. Por iniciativa del señor Ángel
José Araujo, quién fuera Jefe de la Estación Báez entre los años 1965 a
1976, fue quién hizo las gestiones para contar en la zona con el
precioso aporte de la energía eléctrica que cambió la vida de los
vecinos para siempre (3).
El incipiente caserío de principio de
siglo se fue ubicando a ambos lados de la calle principal, que corre de
sur a suroeste, sobre una mano se ubicaban los galpones y la estación
ferroviaria, acercándonos al paso a nivel, se apreciaba un viejo almacén
y antes del cruce de las vías el puesto policial. Sobre el callejón que
corre al otro lado de los rieles, se ubicaban la cancha de pelota a
paleta, el colegio y tiempos más tarde se construye la capilla y la sala
de primeros auxilios. A la derecha del destacamento de policía se
construyó la fábrica de quesos. En las inmediaciones existen hoy no más
de veinte familias con residencia en campos aledaños. Se cuenta con
electrificación rural y el servicio de trenes se halla paralizado desde
la década del noventa.
La escuela provincial número nueve de
enseñanza primaria y pública funcionó en sus inicios en el campo del
señor Diorio, trasladándose más tarde a su actual emplazamiento, en ella
se cursaba hasta tercer grado y asistían 35 alumnos. Algunas de sus
directoras fueron doña Edelmira M. D. Pérez, Ernestina Rodríguez y
Rosa F. Marino de Martínez, entre otras.
Un almacén de ramos generales, quizás el
primero, que abrió sus puerta en el año 1926, era atendido por Rosa R.
Cavagnaro y su esposo, poseía el tradicional despacho de bebidas, un
anexo para carnicería y panadería – el pan llegaba en tren desde
Suipacha – y una dependencia se destinada para la oficina de la estafeta
postal, en la que se podían librar giros. Además se prestaba un
servicio de coches de alquiler, pudiendo los pasajeros llegar en
automóvil a Suipacha. La otra carnicería, perteneció al señor Juan B.
Gardiello y luego a Félix Lanfort. En la década del cuarenta, fueron
arrendatarios de campos don Esteban Merialdo, Joaquín García, José
García y Ángel M. Lagomarsino entre otros.
Años más tarde, al cerrase el negocio de
Rosa R. Cavagnaro, funcionó por un tiempo en ese lugar el “Club 14 de
Marzo”, edificio que posteriormente es demolido para levantarse la
fábrica de quesos de Vicente Cerrella, que remitía su producción por
camión a Buenos Aires.
Alcanzaron gran desarrollo las
actividades agropecuarias con la prosperidad de las estancias “Santa
Rosa” de Juan Carlos Bengolea y “La Gloria” de Washington Jáuregui entre
otras. Sabemos por gentileza de Victoria Bengolea (1) que Juan Carlos
creó un tambo a mano y su hijo Abel Manuel uno eléctrico. En época mas
cercana “Tambo y Cabaña Las Cuatro Marías”. La estancia y cabaña “Santa
Rosa”, se dedicaba a la cría de reproductores vacunos puros de pedigree
de la raza Shorthorn, cuyos expositores, participaban en las
Exposiciones anuales organizados por la Sociedad Rural Argentina en el
predio de Palermo, trasladando los animales por medio del tren.
Figuran en la Guía Comercial del
Ferrocarril Sud, editada en el año l940, con información de los períodos
1938 y 1939 dos almacenes de campaña, una carnicería, dos herrerías,
una estafeta postal, una escuela provincial y un puesto policial
atendido por un agente.
En la citada guía, se indicaban las
siguientes estancias, a saber: “El Hinojo”, cercana a las vías del
ferrocarril, de propiedad del dr. Angel M. Lagomarsino, sus anteriores
dueños fueron las señoritas Diehl, caracterizadas damas de la sociedad
que de distinguían por su hospitalidad. Estancia “La Bella Vista” de
Esteban Bidondo, adquirida a Francisco Correa, “La Buena Vista” de
Mariano Martínez, hoy propiedad de sus descendientes y “El Matrero” de
Arturo y Enrique Diehl.
Agregamos que la construcción del
edificio de la estancia “La Buena Vista” fue iniciada el 3-3-1864, por
el señor Enrique Diehl casado con Catalina Loray, según lo cita el
profesor Arístides Testa M. Díaz, en su trabajo sobre los primeros
pobladores de Suipacha.
Se menciona como lecheros y granjeros,
que utilizaban los servicios del ferrocarril Oeste, a los señores
Bernardo Duhart, Carlos Irastorza, José Lanfranchi, Adolfo Diehl y Pedro
Iribarne etc., entre los más conocidos. Como sembradores de granos y
lino a los señores Salvador Palmentieri, Pedro Pisi y Pascual Amoretti.
Para separar el grano, eran ofrecidas desde Suipacha trilladoras por
los contratistas rurales, señores Juan Cordoni o José Arias. A
principios del siglo XX, se hallaba sembrado con lino, desde Suipacha a
Román Báez. Este oleaginoso era usado en el proceso de fabricación de
fibra textil para elaborar telas de vestir.
El clima de la zona es templado – húmedo,
con un período libre de heladas de 260 días y temperaturas en general
suaves que hacen posible realizar una gran cantidad de cultivos. Las
precipitaciones oscilan entre 900 y 1100 mm. anuales, con ligeros
déficit estivales. El paisaje dominante son áreas planas y lomos muy
suaves, con suelos profundos con problemas de drenaje. En los sectores
más bajos se desarrollan suelos mal drenados y alcalinos. La vegetaciòn y
fauna original han sufrido una profunda transformación como resultado
de la explotaciòn agrícola y ganadera. A fines de los años ochenta se
procuró dar salida a las aguas muertas por medio de zanjas o canales. La
superficie destinada a labranza, se estima en 3000 a 5000 hectáreas
sembradas. El área cultivada se integra por trigo, soja y maíz.
La explotación tambera, ocupa un lugar de
importancia en el orden de prioridades de los vecinos. Los
establecimientos ganaderos, se inclinan por la hacienda de cría y el
engorde de novillos. La implantación de pasturas perennes y anuales,
constituyen una alternativa para optimizar el uso de los recursos
forrajeros y disminuir el costo de comercialización. En cuanto a la
composición por razas, puede verse, la preponderancia en la
participación de la raza Holando Argentino, le siguen Aberdeen Angus y
Shorthorn. Se observa una merma en la cantidad de vacunos con relación a
la existente en los fines de la década del ochenta.
A fines de la década del treinta, se hace
cargo del puesto policial, el cabo Fidel Romero, que hasta el año 1963
cumplió sus funciones de manera ininterrumpida. Durante dicho período
vivió con su familia en una casa proporcionada por el ferrocarril. Un
familiar narra que los vagones hacían de celdas y en caso de no contarse
con ellos, se esposaba a los transgresores de la ley en los árboles. El
principal delito a combatir en aquel tiempo era el abigeato, la
invasión de campos por los nutrieros y la caza furtiva.
La patrulla la hacía en un charret
acompañado de su inseparable perro “Tigre”. Hay acontecimientos que
merecen citarse, un día llegaron al lugar tres caminantes de las vías
(crotos) que se habían introducido subrepticiamente en uno de los dos
galpones ferroviarios existentes. Al tomar conocimiento de la novedad,
el cabo Romero, tomó su sable y llamó a su perro. La presencia policial
en el sitio, no fue del agrado de los vagabundos, palabra va, palabra
viene, se desacatan, insultando y amenazando a la autoridad mientras lo
rodeaban en círculo. Lo que esta gente, no sabía, que Romero no era
hombre de amilanarse fácilmente, desenfundó el sable y se dispuso
aguantar el entrevero, en la lucha logra dominar a dos hombres, a uno
lo esposa y al otro lo ata a un lugar fijo. Mientras que el tercero al
ver la situación difícil decide emprender la huida, pero el perro Tigre
que había tomado parte en la pelea, emprende la persecución y alcanza al
prófugo tomándolo de una muñeca y lo arroja al suelo, en espera de la
llegada de su dueño. Es así como logra reducir a los “crotos”, que
resultaron con antecedentes de riñas.
Recién en el año 1967 se construyó
mediante colecta pública la capilla, puesta bajo la advocación de la
Inmaculada Concepción de la Virgen María, que celebra su día, todos los 8
de diciembre de cada año y es atendida por los sacerdotes de la
parroquia de Suipacha. En la primera década del noventa se habilita la
sala de primeros auxilios atendida por una enfermera.
Entre los años 1991 y 1994, se llevan a
cabo las principales obras de limpieza de los canales existentes en la
región, con personal y máquinas municipales y el consiguiente apoyo del
gobierno de la provincia.
Una de las obras màs importantes es el
dragado de un canal que va desde el campo de propiedad del sr. Nasrrano,
lugar de baja altitud, en dirección a la estancia del señor Enrique
Julio Diehl, sitio de mayor altitud sobre el nivel del mar. Para un
rápido escurrimiento de las aguas muertas hacia la laguna Las Saladas,
se solicitó la autorización de ferrocarriles para perforar el terraplén
de las vías, colocándose tubos de cemento de un diámetro adecuado, para
dar salida al agua embalsada. Esta obra pública se realizó a la altura
del campo denominado La Solita. Hoy, después de varios años
transcurridos, los vecinos pueden apreciar las tierras sembradas con
sorgo, girasol, trigo y praderas.
Para finalizar, si trazamos un círculo
imaginario, estableciendo como centro a la estación del ferrocarril, con
un diámetro de varios kilómetros, abarcando parte de los cuarteles II y
III, vemos que se han establecido muchas familias emparentadas entre
sí, propietarias de tierras, que sería largo de enumerar con nombres y
apellidos, porque seguramente, dado la complejidad de la tarea
incurriríamos en errores y omisiones. Muchos apellidos que se pueden
apreciar, tienen residencia muy antigua, otros menos tiempo, pero le
dieron un gran impulso a la zona con sus emprendimientos agropecuarios y
también se observan titulares de dominio de fracciones de campos a
empresas comerciales y personas ajenas al medio, con pocos años de
radicación.
Aprovecho la oportunidad, para agradecer los valiosos testimonios que me ayudaron a confeccionar la
Peteco Carabajal - La estrella azul - HD
ALGUNOS LO TIENEN A LA VUELTA DE LA ESQUINA Y NI LO REGISTRAN,OTROS SANGRAN EN SU POESIA
viernes, 19 de mayo de 2017
jueves, 18 de mayo de 2017
Chris Cornell "Nothing Compares 2 U" Prince Cover Live @ SiriusXM // Lit...
EN LA LARGA NOCHE DURA SON LASPENAS...BUEN VIAJE CHRIS
miércoles, 17 de mayo de 2017
Every Day - SUMO
hoy cumpliria 64 años LUCA PRODAN lider de SUMO,este es un demo inedito,grabado poco antes de su muerte...LUCAAAAAAA
martes, 16 de mayo de 2017
Mogwai - Hardcore Will Never Die, But You Will [Full Album]
Mogwai es una banda escocesa de post-rock formada en 1995 en Glasgow,
llegando a ser una de las bandas de post-rock más conocidas. La banda
consiste en Stuart Braithwaite (guitarra, vocales), Barry Burns
(guitarra, piano, sintetizador, vocales), Dominic Aitchison (bajo) y
Martin Bulloch (batería).2
Su música consiste en largos temas instrumentales a base de
guitarras, siguiendo la tradición dentro del post-rock, alrededor de una
melodía inicial; también son conocidos por su tendencia a intercalar
pasajes tranquilos con pasajes más fuertes de una forma muy dinámica,
con líneas de de bajo melódicas y muy definidas, y un sonido más bien
introspectivo, a ratos oscuro y a ratos potente y soberbio.
lunes, 15 de mayo de 2017
"Eyepennies" - Sparklehorse (ao vivo)
Sparklehorse fue una banda de indie rock estadounidense que fue liderada por el cantante y multi-instrumentalista Mark Linkous hasta su muerte por suicidio el 6 de marzo de 2010 . El baterista y multi-instrumentalista Scott Minor es un colaborador frecuente.
domingo, 14 de mayo de 2017
"La observación de los pájaros" de Roberto Fontanarrosa.
Uno abre la puerta y sale a la calle con un infierno
escarbándole las entrañas. Afuera, la siesta del domingo transcurre silenciosa
y quieta, como si no pasara nada. Y no pasa nada, hermano, no pasa nada. Si
después de todo, es apenas un partido más. Un partido más entre los miles de
partidos que han jugado los clásicos equipos rosarinos. ¿O acaso uno piensa o alguien
se acuerda de cómo salieron en el primer partido del año 75? ¿O en el segundo?
Ni uno mismo lo sabe. Ni se acuerda. Son emociones momentáneas, pasajeras.
Intensas pero fugaces. Un dolor profundo, una alegría enceguecedora pero que al
día siguiente ya se va, desaparece sin dejar huellas físicas visibles, como la
varicela. Seguro que no hay casi nadie en la cancha. Casi vacío el Parque.
Mañana dirá el diario que el partido concitó poco público. Que la campaña
irregular de los sempiternos rivales, la promesa de un mal partido y la amenaza
de un nuevo empate alejó a las parcialidades, por supuesto. No tiene importancia
el partido. Si se pierde, habrá un chisporroteo urticante durante un rato,
alguna cargada extemporánea, una mirada sobradora, pero nada más. Nada más.
Pero será un empate. Quedan 45 minutos apenas, si es que ya ha empezado el
segundo tiempo. 45 minutos. Pero ¿cómo es posible que tarden tanto en pasar 45
minutos? ¿Cómo puede ser que se transformen en una eternidad inacabable? La
cosa es no mirar el reloj. No mirarlo nunca. Entonces, de pronto, cuando uno en
un reflejo natural y entendible de animal urbano mira el cuadrante, ya han
pasado 40 minutos o 43, no queda nada. Dos minutos apenas, un suspiro, una
minucia de tiempo, un preámbulo mísero al gesto altivo del árbitro que levanta
la mano derecha y muestra a los jugadores, a la tribuna y al mundo, que
adiciona dos minutos solamente, que le importa un carajo que haya habido ocho
de demora por choques y turbamultas y que está dispuesto a cortar el clásico lo
antes posible con la tranquilidad de haber sacado el partido sin problemas mayores
ni expulsiones injustas. Es así. Pero lo más jodido son los primeros 20 del
segundo tiempo, eso es lo jodido, uno cavila. Allí todavía los equipos quieren
llevarse los dos puntos y el local especialmente, carajo, se lanzará al ataque
obligado por su condición de dueño de casa. ¡Y los nuestros son tan boludos que
siempre se desconcentran en los primeros minutos! Entran dormidos, no
encuentran las marcas, les meten goles imbéciles tras un rebote. Goles boludos...
¿Qué es eso? ¿Qué es eso? ¡Un bocinazo! ¡Hay un gol! ¡Alguien festeja! Si se escucha
otra bocina no quedan dudas, ya se celebra... Pero no hay nada. Vuelve el
silencio.
Uno camina y percibe un golpeteo sordo, un tam-tam opresivo
desde el lado de adentro del pecho. La boca pastosa ¿cómo mierda pueden tardar
tanto en pasar 45 minutos? Si uno va a comer por ejemplo, o a tomar un café y
esta allí, al pedo, charlando, mirando a la gente, distraído y de pronto cuando
mira el reloj, ya se le ha pasado más de una hora ¿Cómo es posible esa diferencia de densidad en el tiempo? Es más,
hace muy poco, digamos ayer sin ir más lejos, uno estaba en el patio de su casa
jugando a los soldaditos y ahora, de golpe y porrazo, ya tiene la edad que
tiene y se le ha caído el pelo de la cabeza. Hace horas prácticamente, se
reunía con los compañeros de la secundaria festejando la finalización del quinto
año, estrechaba la mano de Podestá, jodía con Carelli y de pronto, en un soplo,
está aquí, caminando por las calles del barrio como un prófugo, como un linyera,
como un fugitivo, tratando de que pase de una buena vez por todas ese puto
clásico con el resultado que sea. Eso mismo. El resultado que sea. Victoria,
empate o derrota. Incluso derrota. Porque la derrota, cuando se acepta, cuando
se instala, invade el cuerpo como una medicina amarga pero relajante,
resignada. Lo que a uno lo destruye es la ansiedad. Dos semanas, tres semanas,
cuatro, esperando que llegue el día preanunciado. Séptima fecha de las
revanchas. Y lo inapelable de lo indefectible. Esa bola en el estómago que se
va formando en los comentarios previos,
durante el partido con Vélez, durante el partido con Ferro, durante el partido
con Boca, en torno al clásico que se acerca. La fiesta de la ciudad...
¡justamente! Se van a la concha de su madre con la fiesta de la ciudad. Feliz
es ese perro que cruza la calle. Se oyen incluso las pisadas acolchadas de sus
patas sobre el empedrado, tal es el silencio de la siesta. No sabe nada del
fútbol, no sabe nada del clásico, no le importa un sorete el resultado ¿Y eso?
Alguien gritó. Sí. Alguien gritó. En una casa cercana se elevó un grito.
¿Hombre o mujer? Si es mujer puede que no haya pasado nada. Un reproche a su
hijo tal vez. Si es de un hombre puede ser un gol. Aunque hay mujeres
terriblemente fanáticas también. Es más. Son las peores con las cosas que les
gritan a los jugadores en la cancha. La casa es humilde. Puede ser gol de
Central, entonces. El barrio es un reducto canalla. Pero ahora está todo muy mezclado.
Antes los verduleros eran de Central y los oligarcas leprosos. Pero ahora uno
ve conchetos que son canallas y unos grones impresionantes que son leprosos. Se
ven incluso niños con la rojinegra muchas veces. No hay seguridad por lo tanto
de que ese grito de alborozo provenga de un centralista. De todos modos, no se
repite. Uno mira hacia el entorno como un indio. Olfatea el aire, para las
orejas, gira la cabeza buscando indicios en el aire. No se puede sufrir tanto.
Tal vez sea mejor ir a la cancha. Uno esta allí in situ, en el lugar propiamente
dicho de los hechos. Enclavado en medio de la popu, mirando lo que pasa, sin necesidad
de adivinar nada ni de que se lo cuenten. Pero hay que ir muy temprano, cuando empieza
la reserva. Y pararse y sentarse, y pararse y sentarse y pararse y sentarse
cada vez que hay una situación de gol hasta que al fin se paran todos para
siempre y se termina esa historia. Hay que estar más entrenado que los
jugadores, carajo. Estrujado, además, por la sudorosa multitud bajo el sol
inclemente del estío. Y ver el insufrible espectáculo de los lepras cubiertos
de banderas gigantescas, saltando y gritando como demonios en la bandeja de enfrente.
Porque no se puede ir a las plateas y correr el riesgo de quedar sentado junto
al enemigo. Y después, la otra, la verdad: de visitante, sea en la Bombonera,
en el Gasómetro o en el Monumental, es muy pero muy probable que te rompan el
culo. Históricamente ha sido así. Y el regreso es duro. Pero lo peor es la
radio. Es mucho peor que ir a la cancha. Es como pelearse con un tipo en una
habitación a oscuras. Los relatores asumen la responsabilidad frente a sus
oyentes, y más que nada frente a sus anunciantes, de dotar de dramatismo al espectáculo,
esa verdadera fiesta del fútbol rosarino. Por lo tanto, los remates siempre
salen rozando los maderos, las atajadas siempre revisten la condición de
milagrosas y los ataques en profundidad despiden invariablemente un definitivo
aroma a gol. Hay que guiarse entonces por el estallido de la tribuna, allá, en
el fondo. El rumoreo de la indiada como telón de fondo del tipo que transmite.
Uno escucha el "Uhhh" que se transforma en "Ahhh" cuando
todavía el relator no ha alcanzado a gritar que esa pelota se viene como balazo
para el marco, y uno ya entiende que nos salvamos de pedo o que volvimos a
perder una ocasión irrepetible. Uno escucha el estallido lejano cuando el tipo
aún está anunciando que llega el centro y ya sabe que el grandote de ellos
saltó y te la mandó a guardar. En la cancha al menos, uno ve dónde está el
wing, dónde se fue esa pelota y a qué distancia real del arco se desarrolla la
jugada. Aunque también está el recurso de escuchar otro partido y esperar la
conexión con Rosario. River-San Lorenzo por ejemplo, que conectará a cada
momento con la emoción que se vive en el Parque Independencia en otra edición
de uno de los clásicos más antiguos de nuestro fútbol. Pero allí la cosa suele
ser peor. El corazón está inerme ante el sablazo fatal de la noticia. Antes por
lo menos, con Fioravanti —un caballero de la radiofonía deportiva— alguien te
anunciaba: "Atento Fioravanti". "¡Atento Fioravanti!"
llamaba un tipo. Entonces uno se agarraba de las almohadas, por ejemplo —si
estaba tirado en la catrera— daba una vuelta carnero sobre el lecho, mordía la
sábana y aguardaba, como un pelotudo, como un cordero ante la destreza final
del matarife, el golpe artero. Podía ser que llamaran desde otra parte,
supongamos, desde Platense en Manuela Pedraza y Cramer, después de todo. O bien
desde el coqueto estadio de Atlanta, para anunciar un gol de un ignoto puntero
izquierdo. A veces uno, antes, un segundo antes, percibía detrás de aquel
llamado cobardemente anónimo el corto e inusual estallido del público, de algún
público, más parecido al sonoro griterío de los locales que al apagado de los
visitantes y entonces intuía, detectaba, temía, que el llamado fuese desde Rosario.
Y para colmo, Fioravanti demoraba la conexión comentando, preciso y atildado,
que en esos momentos, los bravos muchachos azulgranas estaban armando la
barrera, la empalizada, el valladar, el muro de contención... Pero aquel
anuncio, el "¡Atento Fioravanti!", alertaba el espíritu, prevenía la
psiquis y disponía el terreno para recibir el dolor supremo o la alegría
enceguecedora. En cambio ahora no. Ahora, de buenas a primeras descaradamente, crudamente,
ferozmente, un desaforado se mete en la transmisión vociferando "¡Gol de
Boca!" y a la mierda. Uno queda aterido, trémulo, abofeteado, pensando que
en esas tres palabras pudo haber cambiado el sentido de la vida, el eje del
movimiento del mundo y el sentido mismo de nuestra existencia sobre la Tierra.
Por eso, por preservación tal vez, uno puede decidir que no quiere saber
absolutamente nada sobre el partido. No quiere verlo ni escucharlo, ni siquiera
enterarse del resultado hasta el momento exacto del pitazo final. ¿Por qué?
Porque uno sabe que todo sufrimiento tiene un límite, que su cansado corazón no
podrá aguantar el trámite, que la angustiosa transmisión radial se sumará a la
tensión propia hasta alcanzar ribetes intolerables y que prefiere, en suma,
conocer el marcador ya puesto de un impacto seco, un manotazo duro, un golpe
helado. Sin embargo encerrarse en un ropero, en la piecita chica de la terraza,
puede ser ocioso. El sonido radial es finito, incisivo, líquido y se filtra por
las paredes. Usted conoce que su vecino suele estallar en un mugido
estremecedor ante los goles. Y están también las lejanas bombas de estruendo. Y
las bocinas... El cine puede ser. El cine es una opción. Pero siempre habrá en
la platea casi desierta del domingo a la siesta, filas más atrás, otro cobarde
con una radio portátil incrustada en el oído. Uno, sensibilizado como un animal
en carne viva, pese a las tinieblas lo ha visto y asume desde ese mismo
momento, que Sharon Stone podrá ponerse en bolas una y mil veces, que Michael Douglas
podrá agarrarse los huevos contra una puerta en repetidas ocasiones, pero que,
a uno solo lo tendrá sobre ascuas ese mínimo canturreo oscilante y rápido que
más que escuchar, adivina y que proviene de la radio del hijo de mil putas de
la fila de atrás que hubiese podido elegir otro cine para refugiarse. Por eso,
ahora uno está en la calle. Intentó ver televisión y fue lo mismo. Tomó café,
dio vueltas por la cocina pero el tiempo se había detenido en la casa como
aquel tiempo que diseñara Bioy Casares en La invención de Morel. De pronto hubo
una explosión, clara, inequívoca. Una bomba de estruendo. ¡Aquello era un gol,
sin duda alguna! Se levantó de la silla y giró varias veces en torno a la mesa,
cautivo del infernal desasosiego.
En la cocina la radio, apagada, muda, lo esperaba ¡Podía ser
un gol de Central y uno estaba ahí, como un boludo, sufriendo al pedo! Y si era
gol de Newells mala suerte. La resignación, sabía, habría de invadirlo como una
melaza reparadora. Hubo que correr hasta la radio y encenderla. El dial
capturaba un programa musical, insensible a los problemas medulares de la sociedad.
Uno buscó locamente con el dial. Apareció una propaganda gritona y vertiginosa
¡Era allí! "Vamos a la boca del túnel" indicó un tipo. Atrás, el
rumoreo. No había excitación en los comentaristas, no había exaltación ni
clamoreo. "El empate está bien, hasta el momento" sentenció otro. Era
el entretiempo y cero a cero. Algún pelotudo descerebrado había hecho explotar
aquella bomba perturbando a la gente en su descanso, atentando contra la
vecindad inocente. Uno apagó la radio, casi con rabia ante su ataque de
debilidad. Cuarenta y cinco minutos nomás para el final del suplicio. No se
podría aguantar allí adentro. La adrenalina recorría el cuerpo como uno de esos
carritos multicolores que suben y bajan, endemoniados, por las Montañas Rusas.
Había que salir. Caminar. Hacer algo. Ya deben ir como 20 del segundo. Ya
seguro los equipos se conforman con el empate. Más vale no arriesgar, quedarse en
el molde, cuidar atrás. Un punto es negocio para los dos, ni vencedores ni
vencidos, la ciudad tranquila. Todos contentos. Pasa, veloz, un auto. Su
conductor lleva el gesto adusto ¡Puede ser otro hincha de Central que está
escuchando el resultado tan temido! Sí, a uno le parece haber visto el péndulo
de un escarpín azul y amarillo colgando del espejito... ¡Suena una bocina
varias veces! Puede ser el inicio de un festejo u, ojalá, el anuncio fatal de
un accidente... ¡Ladra un perro! Tal vez se alarmó ante el salto gozoso de su
amo, lepra insigne... ¡Atruena el escape abierto de una moto! ¿O son petardos?
¿Hay gol de alguien? ¿Será alborozo ajeno o fuego propio? Uno recupera, de
pronto, aquel instinto primario y animal que infructuosamente trataran de
legarnos nuestros ancestros aborígenes. Comienza a rastrear señales en la copa
de los árboles, a adivinar conductas en la actitud de los animales, a bucear respuestas
en los indicios de la naturaleza, en la interpretación del vuelo de los
pájaros. Desde una persiana cerrada llega la bocanada fugaz de un relator de radio.
Uno apura el paso pero la voz lo persigue como un misil de cabeza inteligente.
¿Qué inflexión ignota había en su voz? ¿La entusiasta y exitista del cronista
ante la vibración de una victoria? ¿La cadencia monótona y desilusionada ante
la mediocridad de un nuevo empate? Uno es un radar, es una antena, es el cervatillo
frágil que eleva el morro húmedo en la espesura, el oráculo que adivina el
destino en la lectura sutil de los guijarros. Recuerda sin duda la última tarde
en que se perdió — catastróficamente— un clásico. Aquella mañana previa al
hecho los perros ladraron alocados, las aves enmudecieron y los gatos tuvieron
un comportamiento errático y equívoco revolcándose, aparatosos, sobre sus
propias heces. Deben ir, uno calcula, 30 minutos, media hora. Que todo siga
así, en calma chicha, que no cambie ¡Otra vez una explosión, otra de estruendo!
¡Que la corten con eso, pelotudos! Ya se la hicieron correr una vez y era
mentira. Tiran por tirar. Para hacerlo cagar a uno en las patas, nada más.
Aunque sabe que si se confirma un gol de Central lo va a gritar. Solo y en la
calle, como un pavote, seguro que pega un salto y se lo grita. Sí señor. Es
toda una avalancha de presión que tiene acá, en la boca de la garganta,
esperando salir, atragantada. Dobla lentamente un auto, el conductor lo mira y
va hacia uno. Es el Negro Mario. ¿Qué quiere este boludo? ¿Por qué aminora la
marcha, por qué lo mira? Mario saca media cabeza por la ventana, la menea y
sonríe con una mueca triste.
"¡Qué verga que somos, hermano!" dice. Un estilete
de hielo le baja a uno desde el pecho hasta la entrepierna. "¿Qué pasa?
¿Perdemos?" pregunta. "Uno a cero". "Qué va a hacer"
dice uno, supuestamente filosófico, medio como si no le importara, como si
hubiera salido a caminar porque quiere reflexionar tranquilo sobre el devenir
humano en el próximo milenio. Mario acelera y se va. Uno está destruido,
pulverizado. Un hachazo feroz lo ha partido por el medio. "Qué va a
hacer" se repite ¡Una mierda "Qué va a hacer"! ¡Mañana y pasado
y toda la semana viendo en la televisión ese gol puto! Y el festejo, y el salto
interminable de los lepra, y la pila de jugadores rojinegros celebrando. Y eso
si es un solo gol, después de todo. Porque por ahí Central se va a la
desesperada a buscar el empate y se come cuatro. Decí que falta poco... Y
aguantarse la cargada de Marini. La cara de sobrador del pelado Vega. Los mil
chistes malos que brotan como hongos después de cada derrota. El "¿Sabes
cómo le dicen a Central?". Hay que meterse en la cama y no salir por 20
días. Eso hay que hacer, la puta madre que lo reparió ¿Para qué carajo uno se
pone esa remera mugrienta, la blanca con el dibujo del oso panda, que lo
acompañara en tres victorias? ¿Para qué mierda se la pone uno? De ahora en adelante,
no los ayuda más, así de claro. No los ayuda más. Después de todo ¿qué tiene
que ver uno con ellos, con el equipo? ¿Juega acaso? ¿Uno entra a la cancha y
juega, acaso? Son once muchachos medianamente conocidos y a la mierda. Nada
más. Apenas eso. Hay cosas más importantes en la vida. Si a uno se le estuviera
muriendo la madre en este momento, poco y nada de bola le daría al clásico. Un
clásico que no pasará a la historia, de eso no hay duda. Uno de tantos. ¿Cuánto
va? Ya debe estar por terminar, casi seguro. Ahora sí, que pase algo. Alguna
otra explosión, algún otro dato que permita aferrarse a una ilusión momentánea por
lo menos. Aunque después resulte otro gol de Ñuls, mirá lo que te digo. Un dos
a cero no es goleada, un dos a cero... ¡Hay otra explosión, otra bomba de
estruendo! ¡Y ahora otra, y otra más! Terminó. No cabe duda. Se acabó el
clásico y nos ganaron. La reputísima madre que lo reparió. Y bueno, ya pasó.
Hay cosas peores. Seguimos arriba, de todos modos, en la estadística. Se
oscureció la tarde, está nublado. Ojalá que llueva y se arruine todo. Que nadie
ande por la calle. Sale un chico de una casa y después otro. El primero, en
cueros grita "¡Vamos Central, todavía!". Un relampagueo de flash lo
ilumina a uno por dentro. Se le seca la garganta. Balbuceante alcanza a
preguntar, "¿Terminó?". "Uno a uno" dice el chico,
"empató Central sobre la hora". Uno camina, ahora aterido, por
inercia, por instrumental. ¡Central sobre la hora, carajo! ¡Central sobre la hora!
No grita. No hace un gesto. No levanta la mano. El grito le explota adentro
como una bomba de profundidad ¡Vamos los canallas, todavía! Parece mentira. Uno
hubiese pensado que iba a saltar, desencajado; brincar sobre una verja,
treparse a un árbol como un simio, escalar por un balcón hasta una terraza.
Pero no. No es para tanto. No era tan terrible, después de todo. Tal vez no tan
importante. Pero una sensación de lasitud, de calidez, de infinita paz interior
lo va invadiendo cordialmente. Ya está a una cuadra de su casa. Tiene hambre,
tiene ganas de ver a su madre, de estar con sus amigos, de acariciar la cabeza
de los niños que juegan en la vereda, futuro de la Patria. La tarde está clara,
plena de sol y hasta más fresca. Uno se detiene un momento antes de entrar a
abrir la puerta y cruza un par de frases con su vecina. Le pregunta por las
flores que está regando, por la dimensión insólita que ha alcanzado la
enamorada del muro. Comprende, de pronto que esa vieja hinchapelotas y mal
llevada, no es tan mala. Por lo contrario, es muy simpática. Entra por fin y va
hasta el baño, antes de prender la radio para oír, de punta a punta, los
comentarios finales. Orina. Se lava las manos, se mira en el espejo. Tiene más
de mil nuevas canas en las sienes. Hay dos arrugas novedosas y profundas en la
frente. Las ojeras se han tornado más oscuras. Uno ha envejecido cinco años
otra vez, igual que siempre. Todo por un clásico, apenas. Un partido de fútbol,
simplemente.
sábado, 13 de mayo de 2017
viernes, 12 de mayo de 2017
jueves, 11 de mayo de 2017
B Me han regalado un diamante E Y no se qué hacer con tanta luz; abro mi mano un instante y brilla hasta el cielo Limpiando el azul. F# B Es sobre todas las cosas A9 G#m7 Mi piedra preciosa invisible en su faz F# B Y en el envés transparente G#m7 F# Su forma latente se vuelve real. Quién sabe por qué misterio Elige mi pecho para anidar; de qué incendiado silencio vendrá, de qué punto del mapa estelar. F# B A9 Me agujereó la camisa marcándome dentro G#m7 F# B su cronicidad, su pulsar de lejanía G#m7 E con relojería de puro cristal. F# B Ahora voy ya sin aliento G#m7 E Planeando en el viento y llevándolo al mar. F# B Voy a arrojarlo a la espuma G#m7 F# Entre el agua y la duna y a verlo brillar. C#m C#m/B E No puedo llevar conmigo este brillo cautivo, B A9 G#m7 Esta piedra lunar; en mi campo oscurecido F# E Su luz de infinito no puede durar; F# B G#m7 E Y él fulgura, fulgu ra, F# B y me ciega su precioso don; F# B G#m7 E F# B fulgura, criatu ra, libre de la noche de mi corazón. A veces llega del cielo Un presente que nunca nadie previó; pero existe uno tan bello Del que no quisiera tomar posesión. Vino su luz del vacío y me duele ponerlo De nuevo a viajar; este regalo tardío No puede ser mío sino del azar.
Arranquemos del Invierno - Ancestros (Álbum Completo)
El disco Ancestros se grabó durante un viaje de 3 meses recorriendo todo Chile, viaje que tendrá un documental relatando la experiencia de grabar al aire libre. La producción fue financiada por medio de los fondos cultura 2013.1 El single Tu en las montañas y yo en el mar tuvo la colaboración del compositor Fernando Milagros y el video fue grabado en la localidad de Antuco en la Región del Bío-Bío
miércoles, 10 de mayo de 2017
Sithu Aye - Senpai, Please Notice Me! - UK Tech Fest 2016
Sithu Aye (nacido el 26 de junio de 1990) es un guitarrista de un solo proyecto con sede en Glasgow, Escocia. Comenzó su carrera musical con el lanzamiento de su primer álbum Cassini en 2011. Ha lanzado 3 álbumes completos y 5 EPs hasta la fecha. Su último álbum 'Set Course for Andromeda' fue lanzado el 4 de mayo de 2016; Su próximo álbum, 'Senpai EP II: The Noticing' será lanzado el 9 de mayo de 2017. Ha viajado con artistas como Reflections , Protest The Hero y Cyclamen.
EN TU NOMBRE!!!
“¿Alguien vio a este anciano solo aquí en el desierto, pidiendo limosna a los cactus con su infatigable violín?”...LUIS ALBERTO SPINETTA
Chango Spasiuk "Mi Pueblo, Mi Casa, La Soledad"
desde su apostoles natal,con su mochila al hombro su acordeon y un puñado de sueños llego el chango a la capital argentina,pero nunca olvido su origen e hizo una musica exquisita,al llenandola de matices.ALGO MAS QUE UN FUERTE SAPUKAI!!!
lunes, 8 de mayo de 2017
Achilles Liarmakopoulos plays Piazzolla
UN GRIEGO,RADICADO EN EE UU. QUE TOCA EL TROMBON,QUE HIZO UN DISCO LLAMADO TANGO DISTINTO (INTERPRETANDO MUSICA DE ASTOR) Y QUE ES UNA EXQUISITEZ
D'Angelo and The Vanguard - Prayer
LA VANGUARDIA ES ASI,DISCAZO PARA MI,SOUL,FUNK Y EN ESTE PRAYER UN RIFF DESMENUZADO.UN GENIECILLO DE VIRGINIA,QUE YA HABIA DADO UN PUNTINAZO CON SU DISCO VODOOO
The Claypool Lennon Delirium - Breath of a Salesman - The Late Late Show...
UNO LIDER DE PRIMUS,EL OTRO CON SUS GENES A CUESTA,SE JUNTARON,CON SU PSICODELIA INTERGALACTICA,DANDOLE AIRE NUEVO AL MUNDO ROCK
domingo, 7 de mayo de 2017
Manu Sija :: Yo No Vuelvo A Trabajar (Ivan Benavides) :: C H A N G O S O...
PRODUCTOR DEL ULTIMO DISCO DEL CHAQUEÑO PALAVECINO,MULTIINSTRUMENTISTA,ADMIRADO POR PAT METHENY,ESTE TUCUMANO,ES UNA DE LAS JOYAS DE LA MUSICA ARGENTINA,ACABA DE SACAR CHANGOSOLO,SU ULTIMO DISCO,DONDE SE LUCE COMO SIEMPRE CON DISTINTOS INSTRUMENTOS...INCLUSIVE HA MEJORADO EN SU COMPOSICION Y VOZ,DEFICIT (SI SE LE PUEDE LLAMAR),QUE HABIA ENCONTRADO EN SUS DISCOS ANTERIORES
Mariana Päraway - Sirena (Video Oficial)
ESPERANDO EL VIDEO OFICIAL DE SU NUEVO ALBUM,LAS FLECHAS,MARIANA PARAWAY,LO MAS BELLO DE ESTAS PAMPAS QUE HE ESCUCHADO ULTIMAMENTE
Chon - Newborn Sun (Full EP)
Chon es una banda de rock progresivo estadounidense de San Diego ,California . Su música es en gran medida instrumental basado en sólo unas pocas canciones que contienen interpretaciones vocales. La banda está formada por Mario Camarena (guitarra), Erick Hansel (guitarra) y Nathan Camarena (batería). El bajista original Esiah Camerena dejó la banda antes de su debut en el lanzamiento del EP Newborn Sun en 2013, y fue reemplazado por el bajista Drew Pelisek. El 8 de noviembre de 2015, Chon declaró a través de su feed de Twitter que se han separado con Drew Pelisek debido a las "diferencias artísticas". [2] También fue confirmado por Drew en una cuenta personal. [3] Desde la partida de Pelisek, Chon ha tenido varios bajistas de gira, incluyendo al bajista original Esiah Camarena, quien tocó bajo durante el Sonic Unrest Tour. No se sabe si Esiah volverá o no como miembro permanente de la banda.
El 16 de junio de 2017, Chon lanzará su segundo álbum de larga duración "HOMEY".
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